“PALABRA DE VIDA Y PALABRA DE MUERTE”
LO QUE EL TAPABOCAS NOS QUIERE
ENSEÑAR
Vamos a recordar varios refranes
populares:
● “en boca cerrada no entra
mosco”,
● “sabio no es el que más
habla sino el que sabe cuándo callar”,
● “el que más habla más
erra”,
● “el pez muere por su
boca”,
y siempre han dicho que nos dieron
dos oídos, dos ojos, dos manos y una sola boca, pero son infinitos los
problemas y las soluciones, las muertes y las vidas provocadas por una palabra;
no hemos aprendido a callar y, mejor aún, a escuchar mucho más.
La palabra en unos casos puede llegar
a ser vida y en otros casos puede llegar a ser muerte totalmente opuestos
contradictorios, el coronavirus (COVID-19) ha venido a recordarnos, a
estimularnos, a obligarnos a muchos cambios de hábitos, costumbres, en muchas
de las áreas de nuestras vidas.
En este artículo voy a tocar el uso
del tapabocas. ¿Qué sentido tiene aparte de su protección contra el virus?
Aunque se ha dicho que no es una garantía total para no contagiarnos, puede
darnos una gran oportunidad a todos nosotros para que entremos en una reflexión
profunda de lo que sale y entra por nuestras bocas.
Hablar con el tapabocas puesto nos
hace sentir limitados ahogados y se nos complica más el comer. Sería bueno la
siguiente reflexión individual:
¿qué hemos dicho muchas
veces?
¿cómo lo hemos dicho?
¿a quién se lo hemos
dicho?
Son muchas las veces en las que hemos
proferido palabras insultantes, degradantes, homofóbicas, racistas y
humillantes a otras personas y muchas veces a los seres más queridos de nuestra
vida. Sin embargo, también es importante recordar las palabras de aliento, motivación,
amor, cariño y solidaridad que hemos expresado.
Algunas veces puede que hayamos
dañado vidas, e incluso, en muchos casos, las palabras dichas han inducido a
otro a morir. Pero igual forma por esas palabras dichas hemos inducido a otras
personas a que vivan.
Qué importante es que en esta época
asumamos esta reflexión y empecemos a saber qué palabras son las que usaremos,
así que vamos a preferir palabras de vida para llevar a los oídos y el corazón
de otras personas. Que nos propongamos que siempre que vamos a hablar sea desde
nuestro corazón y expresando un genuino amor al prójimo, de modo que sean
palabras para construir, para dar vida, para alentar, para acercar, para
fortalecer esos lazos y esos vínculos con todos los seres humanos que están a
nuestro alrededor.
Hay una anécdota que contaba Gabriel
García Márquez, de qué era lo que lo había hecho a él ser un escritor y
contaba, como, cuando tenía la edad de 7 años andando por una calle de su
pueblo alguien le gritó cuidado niño y el alcanzó a hacerse a un lado cuando
alguien pasaba velozmente en una cicla, ese día él entendió que la palabra
tenía poder, era vida o que podía ser muerte y decidió escribir. Qué bueno
sería que ahora con este tema del tapabocas, todos decidamos por la vida a
través de las palabras que generan amor, que generan felicidad, que generan
bienestar, tranquilidad, armonía y paz en el corazón y en la vida de cualquier
otro ser humano, y de rebote en nosotros mismos, sintiéndonos más plenos.
Hay una sabiduría muy antigua la
sabiduría de la conexión, que se descubrió hace miles de año atrás, la cual
enseña que lo más importante en una sociedad es la conexión entre sus
individuos, en mantener un nivel de amor muy alto en sus relaciones.
En este sentido, qué importancia
toman las palabras, que sean para unir que sean para fortalecer, para propiciar
esa cohesión y esa unión entre todos los seres humanos, que sean de cuidado, de
interés por el beneficio del otro sin esperar recompensa, y para exaltarlo,
para motivarlo y para demostrarle nuestro amor, y que esto no sea,
egoístamente, solo con nuestros seres queridos más cercanos. Que seamos capaces
de hacerlo con cualquier ser humano que exista sobre el mundo.
Como cambiaría nuestra sociedad, si
todos nos refiriéramos al otro con respeto, con amor, con delicadeza, con
responsabilidad, generándole vida, generándole vitalidad, emotividad,
motivación y que nuestras palabras siempre demostraron el interés por el
bienestar, la salud, la economía, y la espiritualidad del otro, que sean
palabras para llenar los vacíos en su alma, que sean para darle esa energía que
todos en un momento dado podemos llegar a necesitar, todo esto solo generaría
confianza entre los unos y los otros, seguridad y fe de qué estamos al lado de
otros que piensan en nosotros, que nos cuidan y que a través de sus palabras nos
motivan a unirnos y a que nosotros también los queremos y cuidemos de ellos.
Qué bueno por ese tapabocas, ya no
podré decir todo lo que se me venga en gana, qué bueno será vivir en una
sociedad así, donde se hace vivo el “amar al prójimo como a uno mismo”.
Gracias a mi gran amigo
Edgar Usuga por su revisión y aportes
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