viernes, 14 de agosto de 2020

LAS LEYES DE UNA NUEVA SOCIEDAD

 

LAS LEYES DE UNA NUEVA SOCIEDAD

INTEGRÁNDONOS A LAS LEYES DE LA NATURALEZA

 

Este es un intento de poder llegar a una conclusión sobre el tema de las leyes de la naturaleza, espero lograr explicarlo de manera muy sucinta. En la historia del hombre, miles de millones de años que apareció sobre la tierra, se viene estructurando un tipo de sociedad, que el mismo hombre se ha encargado de ir perfilando y creando, con unas leyes, unos valores éticos, morales, bioéticos y ambientales, dónde se van generando culturas, hábitos, maneras de comportarse y de relacionarse los unos con los otros y donde se supone debe haber un objetivo muy claro, una meta que alcanzar, qué es lo que moviliza toda la sociedad en torno a esos valores a esos principios, esas costumbres y esas culturas.

Ha llegado el momento que analicemos esa historia de todos esos millones de años, ¿realmente hemos construido una buena sociedad? ¿los valores, los conceptos, las culturas, los hábitos construidos nos han llevado por un buen camino? ¿cuál es nuestro estado en este momento? ¿cuál es nuestra historia? ¿hemos llegado a esa meta definida? ¿oh nunca se definió la meta? por qué tendríamos que partir de saber ¿a que vino el hombre  a esta tierra? ¿cuál es nuestra misión? ¿para qué vivimos?

Lo que sí sabemos es que todo lo que ha sucedido históricamente ha sido creación y responsabilidad de los deseos de los hombres, de esos líderes que de una u otra manera han impactado con sus ideologías, con sus maneras de ver el mundo y que de una otra manera también se han formado grandes grupos que tienen una muy fuerte influencia en el tipo de sociedad que construimos y en los resultados que hoy tenemos a la vista.

Lógicamente han sucedido muchas cosas buenas, pero lo que tenemos que evaluar son los resultados.

Desde hace muchos años atrás la sociedad se fundó en lo económico bajo un sistema que se creó y se fue fortaleciendo, se fueron forjando los demás sistemas como el educativo, el social, el político y el religioso. Por lo tanto, se puede concluir, que todo ese desarrollo evolutivo, hasta el día de hoy, se ha basado en el siguiente principio:

“El hombre vino a este mundo a buscar como satisfacerse a sí mismo y maximizar el placer que recibe”

Así que podemos decir que el motor que mueve el actuar humano es la satisfacción de ese deseo de recibir, el cual lo podemos subdividir en dos tipos:

1- deseos propios de su especie animal: comida, techo, sexo y familia.

2- deseos creados por su desarrollo en sociedad: riqueza, poder, conocimiento y reconocimiento.

Hoy día se da mucha importancia a obtener riqueza, ya que eso es lo que da el posicionamiento del individuo dentro de esa escala de medición que existe en la sociedad, añadido a lo económico viene lo intelectual, las carreras, los doctorados y algo que puede ser la última escala de esos deseos, el poder, que en general lo da lo económico y lo político y mostrar el conocimiento creciente que se tiene y por el cual pide reconocimiento. Sobre esta base el hombre ha venido supuestamente desarrollando esta sociedad.

Entonces, hagamos una pequeña evaluación y no hay mucho que hablar de este momento, porque todos lo estamos viviendo, esta pandemia lo que ha logrado evidenciar plenamente, es la desigualdad, la indiferencia y el desamor por los menos favorecidos.

En todas las áreas se ha profundizado la crisis, que ya venía presentándose en:

A- lo político, lleno de corrupción, y llegaron a este punto sin saber absolutamente qué hacer, B- lo religioso, que terminó siendo un camino económico y escape mental para las masas,  C- lo social, donde simplemente vemos, estafas, sobornos, robos, asesinatos, violaciones, maltratos y si vemos el tema ambiental trágico, tan es así que entramos en la era del Antropoceno, porque ha sido indiscutible el daño que los últimos 50 o 70 años el hombre le ha hecho al ecosistema, en ese afán de producir bienes de consumo, sin importar realmente su necesidad y sin importar todo lo que tuviera que explotarse los recursos naturales para poder producir.

Entonces revisemos un poco, de dónde vienen todos los conceptos y los valores que estructuraron esta sociedad en la que estamos, básicamente de una cosmovisión occidental de los romanos y los griegos, los grandes filósofos y pensadores, que fueron estructurando un modelo de Estado, un modelo de sociedad, unos valores, unos principios morales y éticos, que hasta ahora nos rigen y que proviene de civilizaciones que desaparecieron y básicamente por su descomposición moral, ética y de Gobierno, que se dio en cada una de esas dos culturas, desde allí las cosas no salen bien. Nos basamos en unos preceptos éticos, morales y legales de unas personas que no tenían la coherencia sobre ello, pero eran muy buenos pensadores y nos convencieron. Conceptos como amistad, amor, matrimonio, lealtad y justicia, se construyeron entre ellos y ha sido lo que ha venido modelando toda nuestra sociedad hasta nuestros días, pero ¿cuáles son esos resultados?

Por tal motivo y con lo que nos acontece en este momento, estamos llamados a crear una “Nueva Sociedad”.

Así como el hombre ha logrado construir esta en la que estamos, tenemos toda la capacidad de establecer una nueva sociedad más justa y es fundamental, primero que todo, que responda ¿a qué vinimos a este mundo? ¿cuál es nuestra misión? ¿cuál es el propósito de que estemos en esta tierra? y qué sobre estas respuestas, construyamos un sistema educativo qué propenda por conseguir esa misión y sobre este sistema estructuramos lo económico, lo social, lo político, lo cultural, lo religioso y lo ambiental.

Pero lo primero que tenemos que tener en cuenta es reconocer que somos parte integral de la naturaleza, donde hay unas leyes específicas y reveladas, que todos conocemos y otras por revelar, qué tenemos que entrar a investigar. Si no volvemos a integrarnos de manera consciente a este sistema general de la naturaleza, no vamos a poder cumplir como seres humanos con ese proceso evolutivo al  que estamos llamados.

Todos soñamos con llegar un día a no tener preocupaciones, ni afanes, ni sufrimiento, donde al levantarnos cada día, estemos tranquilos porque nuestros niños podrán estar en la calle sin ningún peligro, porque tendremos unas horas de trabajo aseguradas, un ingreso mínimo de sustento, un buen servicio de salud, un buen servicio de educación. Donde podemos confiar los unos en los otros, que seamos como hermanos con nuestros vecinos y con cualquier ser humano. O sea vivir practicando el amor al prójimo, lo cual nos hará vivir en paz y armonía. El mejor ejemplo lo tenemos en la naturaleza. Simplemente integrémonos de manera consciente, asumamos sus leyes, vivamos bajo esas leyes y alcanzaremos ese estado de plenitud y armonía que nos merecemos todos.

 

domingo, 2 de agosto de 2020

LO QUE EL TAPABOCAS NOS QUIERE ENSEÑAR


“PALABRA DE VIDA Y PALABRA DE MUERTE”
LO QUE EL TAPABOCAS NOS QUIERE ENSEÑAR

Vamos a recordar varios refranes populares:
     “en boca cerrada no entra mosco”,
     “sabio no es el que más habla sino el que sabe cuándo callar”,
     “el que más habla más erra”, 
     “el pez muere por su boca”, 
y siempre han dicho que nos dieron dos oídos, dos ojos, dos manos y una sola boca, pero son infinitos los problemas y las soluciones, las muertes y las vidas provocadas por una palabra; no hemos aprendido a callar y, mejor aún, a escuchar mucho más.
La palabra en unos casos puede llegar a ser vida y en otros casos puede llegar a ser muerte totalmente opuestos contradictorios, el coronavirus (COVID-19) ha venido a recordarnos, a estimularnos, a obligarnos a muchos cambios de hábitos, costumbres, en muchas de las áreas de nuestras vidas.
En este artículo voy a tocar el uso del tapabocas. ¿Qué sentido tiene aparte de su protección contra el virus? Aunque se ha dicho que no es una garantía total para no contagiarnos, puede darnos una gran oportunidad a todos nosotros para que entremos en una reflexión profunda de lo que sale y entra por nuestras bocas.
Hablar con el tapabocas puesto nos hace sentir limitados ahogados y se nos complica más el comer. Sería bueno la siguiente reflexión individual:
¿qué hemos dicho muchas veces?
¿cómo lo hemos dicho?
¿a quién se lo hemos dicho?
Son muchas las veces en las que hemos proferido palabras insultantes, degradantes, homofóbicas, racistas y humillantes a otras personas y muchas veces a los seres más queridos de nuestra vida. Sin embargo, también es importante recordar las palabras de aliento, motivación, amor, cariño y solidaridad que hemos expresado.
Algunas veces puede que hayamos dañado vidas, e incluso, en muchos casos, las palabras dichas han inducido a otro a morir. Pero igual forma por esas palabras dichas hemos inducido a otras personas a que vivan.
Qué importante es que en esta época asumamos esta reflexión y empecemos a saber qué palabras son las que usaremos, así que vamos a preferir palabras de vida para llevar a los oídos y el corazón de otras personas. Que nos propongamos que siempre que vamos a hablar sea desde nuestro corazón y expresando un genuino amor al prójimo, de modo que sean palabras para construir, para dar vida, para alentar, para acercar, para fortalecer esos lazos y esos vínculos con todos los seres humanos que están a nuestro alrededor.
Hay una anécdota que contaba Gabriel García Márquez, de qué era lo que lo había hecho a él ser un escritor y contaba, como, cuando tenía la edad de 7 años andando por una calle de su pueblo alguien le gritó cuidado niño y el alcanzó a hacerse a un lado cuando alguien pasaba velozmente en una cicla, ese día él entendió que la palabra tenía poder, era vida o que podía ser muerte y decidió escribir. Qué bueno sería que ahora con este tema del tapabocas, todos decidamos por la vida a través de las palabras que generan amor, que generan felicidad, que generan bienestar, tranquilidad, armonía y paz en el corazón y en la vida de cualquier otro ser humano, y de rebote en nosotros mismos, sintiéndonos más plenos.
Hay una sabiduría muy antigua la sabiduría de la conexión, que se descubrió hace miles de año atrás, la cual enseña que lo más importante en una sociedad es la conexión entre sus individuos, en mantener un nivel de amor muy alto en sus relaciones.
En este sentido, qué importancia toman las palabras, que sean para unir que sean para fortalecer, para propiciar esa cohesión y esa unión entre todos los seres humanos, que sean de cuidado, de interés por el beneficio del otro sin esperar recompensa, y para exaltarlo, para motivarlo y para demostrarle nuestro amor, y que esto no sea, egoístamente, solo con nuestros seres queridos más cercanos. Que seamos capaces de hacerlo con cualquier ser humano que exista sobre el mundo.
Como cambiaría nuestra sociedad, si todos nos refiriéramos al otro con respeto, con amor, con delicadeza, con responsabilidad, generándole vida, generándole vitalidad, emotividad, motivación y que nuestras palabras siempre demostraron el interés por el bienestar, la salud, la economía, y la espiritualidad del otro, que sean palabras para llenar los vacíos en su alma, que sean para darle esa energía que todos en un momento dado podemos llegar a necesitar, todo esto solo generaría confianza entre los unos y los otros, seguridad y fe de qué estamos al lado de otros que piensan en nosotros, que nos cuidan y que a través de sus palabras nos motivan a unirnos y a que nosotros también los queremos y cuidemos de ellos.
Qué bueno por ese tapabocas, ya no podré decir todo lo que se me venga en gana, qué bueno será vivir en una sociedad así, donde se hace vivo el “amar al prójimo como a uno mismo”.

Gracias a mi gran amigo Edgar Usuga por su revisión y aportes

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